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jueves, 2 de junio de 2011

ARISTOTELES

Aristóteles, filósofo griego nacido en la ciudad de Estagira, Macedonia, vivió entre los años 384 a 322 a. de C. Fue alumno de Platón y fundador del Liceo o Escuela Peripatética. Maestro y guía de Alejandro, hijo de Filipo de Macedonia, conocido como Alejandro Magno.

Fue un gran crítico de la política de su tiempo. Percibió el profundo deterioro que existía en las instituciones políticas griegas, especialmente la democracia. Una larga estancia en Atenas, le permitió conocer las bacterias que corroían el sistema democrático ateniense.
Aristóteles era conocedor de la apropiación de los principios de la isonomía por parte de la democracia ateniense; de allí que no separe un concepto del otro: democracia es aquel estado donde todos los ciudadanos son iguales ante la ley (isonomía), donde hay también igualdad para participar en los negocios públicos (isegoría), así del poder (isocratía).

Dentro de la democracia ateniense que le toca vivir, el espacio ganado por las luchas reivindicativas de las clases populares –entiéndase sin derechos ciudadanos, pues sólo eran ciudadanos los nacidos griegos y poseedores de riquezas- se tornan en momentos violentos y apasionados que sustentaban el imperialismo ateniense, creándose una alianza del democratismo con el imperialismo y la violencia. Esta actitud, según Ventura, crea en la democracia ateniense un repliegue de los espíritus ilustrados y una negación a la aproximación al pueblo, porque aún se creían superiores al vulgo inculto y apasionado y también porque no supieron captar las necesidades de la doctrina de la comunidad humana y de la justicia, la ineficaz dirección del estado ateniense, el descuido en los servicios públicos, derroches en la administración, discusiones estériles de la asamblea, cuyas decisiones en nada ayudaban a las necesidades del pueblo, distribución injusta de las riquezas, un pueblo alcahuete que vivía a costa del erario público, buscando aquí y allá beneficio particular, sacrificando el común, pérdida de la tradición. En síntesis, la pérdida de ideales y prácticas que distinguieron a la ciudad-estado y que se fueron diluyendo y con ello las posibilidades de instaurarse la libertad.
La teoría política de Aristóteles es una teoría moral. Piensa que el Estado se forma, en primer término, para un fin moral y no solamente para satisfacer las necesidades materiales. Los conceptos de igualdad y justicia son el hilo conductor de su ideal, de su “Política”, igualdad y justicia que debe estar basada en la ley y la areté (virtud), la moral y la ética como consecuencia de la virtud. En las democracias, donde la ley gobierna no hay demagogia; pero, cuando la ley ya no es soberana aparecen los demagogos del pueblo, de modo, pues, que para que exista un buen gobierno es necesario obedecer a la ley y que la ley obedecida esté fundada en la razón. En la democracia, la igualdad exige que los pobres no tengan más poder que los ricos, que no sean los pobres los únicos soberanos, sino que la soberanía se ejerza en el justo equilibrio de fuerzas, que la decisión de unos y otros cuente, que los dos sectores sean ley, porque la democracia sustentada en la igualdad y fundada en la ley es la mejor. Al igual que Platón, la democracia no es para Aristóteles el mejor sistema, pero si existe debe ser sana y justa.
A la luz de estas observaciones, Aristóteles consideró degenerada a la democracia de su época, es decir, demagógica, un gobierno de fácil sustentación, alegando que el basamento de la ley era necesario. Porque a los seres humanos no les gusta el orden ni la disciplina y rechazan una vida ordenada y regular.

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